martes, 16 de noviembre de 2010

¿En qué mundo está Marta ?


Fotografía © Marta Pérez











Fotografía © Marta Pérez

















Conocí a Marta en la escuela de Vellutes, cuando ambos estábamos estudiando el curso de fotografía. Yo olía entonces a químicos por manejar mucho el revelador y fijador en el cuarto oscuro, realmente no he tenido mucho contacto con ella, salvo por la eterna sonrisa que dibujaba en su cara, que me ha dejado una impresión de chica simpática, pero normal y corriente sin más.

Sólo hasta casi finales del curso, cuando estaba más relajado, y ya no tenía prisas de ser tan puntual en las clases, aceptaba con más frecuencia las invitaciones de ir a tomar una cerveza (en mi caso casi siempre un poleo o manzanilla) en el bar de al lado, y en estas mini reuniones y conversaciones llegamos a ser poco a poco muy amigos, y todo sin ver ni una vez sus fotos, siempre se las guarda con la excusa de que aún no están terminadas. Yo seguía sin conocerla del todo, en nuestro oficio se conoce a las personas por los trabajos que realizan, cada uno tiene sus planteamientos y limitaciones, y hasta que no ves el trabajo no conoces realmente las dimensiones de su personalidad.

Después nos reuníamos en un grupo reducido de amigos dedicados a la fotografía y que buscan la manera de vivir de ello, todos en paro y con ideas descabelladas, poco realistas, planificando proyectos imaginarios en grupo. Panes de negocios lucrativos, hacíamos paja mental de cómo estaríamos de forrados, todo a base de buena cerveza bien fría, y el humo de tabaco hacía parecer el local donde estábamos en una cámara de gas. Yo estaba esquivando el humo como podía, casi siempre pido un agua natural o algunas veces una sin, las manzanillas y poleos sólo para días de frío intenso, te pierdes entre discursos y sonrisas lejanas bajo el efecto de alcohol en el sofá mullido del bar de Benimaclet.

Me sentía muy cómodo en el ambiente, acudía todos los martes que podía a las reuniones, algunas veces juntábamos las mesas y enseñábamos nuestros trabajos, y Marta, la muy calladita, enseñó un par de fotos de su proyecto Mrs Dalloway. Recuerdo que me produjo un impacto muy fuerte cuando lo vi, no sé cómo explicarlo, es parecido a cuando ves algo que justamente es lo que has deseado hacer toda la vida, pero que nunca has podido hacer ni te has imaginado que se puede solucionar de manera tan sencilla y efectiva. Te sientes como un pintor en la época de Velazquez, la impotencia mezclada con envidia se apoderan de ti a la vez, dejándote incapacitado para reaccionar correctamente. Sólo puedes decir con amargura:"Marta, eres una cabrona".


Pero Marta tenía un fallo muy grande: nos hacía llegar el mensaje de que nunca estaba del todo a gusto con su trabajo, y los amigos animándola a que se presente a todos los concursos, y la tía diciendo que no y que no, y ya veremos, no hay manera de empujarla hacia delante.

El trabajo de Marta se basa en sus experiencias interiores, en sus miedos y fobias, sobre la vida y la muerte, sobre sentimientos muy vaporosos y difíciles de expresar con el lenguaje escrito. Investiga sobre el comportamiento del cerebro humano, la parte psíquica, lo irracional, sobre sentir la fina vibración en la atmósfera como el rayo de luz que se filtra por la ventana y refleja los movimientos de millones de partículas de polvo en el aire, la soledad como telón de fondo y su casa como escenario de trabajo.

Siempre le dije a Marta que tengo envidia de aquellos fotógrafos que hacen su trabajo sin la necesidad de salir de su propia casa, se lo montan con un vaso medio lleno de agua, dos ramitas y tres rayitas de luz, como mucho una ventana más o una cortina blanca.

Las películas modernas sobre psicología, especialmente las americanas, nos muestran a un tipo con inestabilidad emocional que se mete en una serie de aventuras que le obligan a enfrentarse a sus fantasmas del pasado, se sumerge otra vez en este mundo subconsciente del que tanto ha intentado huir, y se encuentra con la clave de todos sus sufrimientos al final de la película, que a veces acaba bien y a veces acaba mal. Muchos no consiguen salir nuca del fondo del acantilado.

Marta esta metida en este tema, la sonrisa fácil de ella sólo se vuelve fría cuando esta detrás del humo de cigarro que ella misma expulsa, en medio de las conversaciones sospecho que esta luchando en otro mundo imaginario como una heroína de cómic, con la espada en las manos, el frío viento cortando su pelo castaño oscuro, la mirada fija hacia un mundo sin fin, como en las películas. Sólo le falta la música de fondo.

3 comentarios:

  1. Me ha impresionado mucho lo poco que he podido ver de su trabajo... uno se queda con ganas de más!!! Dile a Marta que cuelgue sus trabajos en internet!!!

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  2. DESDE PERU , pedimos MAS FOTOS DE MARTA por favorrrrrrrrr

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  3. llego a este blog desde clubcultura , soy aficionado a la fotografia (observador no ma). a ver si pueden publicar mas trabajos de marta. en internet no encuentro mas . GRACIAS
    JESUS PALLI URURI TACNA PERU

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